Hacía tiempo que no escribía algo en esta bitácora a título personal. En general, desde que habilité este sitio, he buscado escribir de forma impersonal, objetiva y tratando de conciliar diferentes puntos de vista (especialmente cuando se ha hecho un comunicado del proyecto legal). Así también lo han hecho otras personas que me ayudaron a mantener este sitio por un tiempo y que, por sus muy personales y respetables, razones decidieron permanecer anónimas, representándonos todos sólo como «Ex Banamex«.
Mi nombre fue el único que se mantuvo por varias razones y así, muchos me asocian como único promotor de este proyecto, pero lo cierto es que es resultado de muchas personas. En esta ocasión, escribo sólo para presentar mi muy propio y personal punto de vista del estado del proyecto y lo que puede venir en un futuro no muy cercano.
No sólo la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha venido a trastocar muchas cosas. Hemos experimentado una transición presidencial que trajo una visión gubernamental que ha alterado canales y procedimientos que, para bien o para mal, ya estaban establecidos y aprendidos. El sistema legal mexicano ha sido (y es cada vez más) muy lento: parte de que todo debe ser escrito y analizado por un juez.
Quienes no han tenido que vérselas con el sistema legal mexicano les sorprende y exaspera lo lento que puede ser cualquier trámite y proceso en éste que involucre un tribunal o un juez. Estamos influenciados por los medios masivos de comunicación nos muestran otros sistemas legales (que gracias a la TV y cine gringos quizás tenemos mejor noción del sistema legal americano que del nuestro) y creemos que en el sistema mexicano todo es rápido y expedito.
Quienes se hayan unido a este proyecto o a los foros de forma tardía, deben saber que estos iniciaron a raíz del tardío y desfasado pago del PTU del ’99. Algo que resultó de un proceso no directamente relacionado con dicho PTU sino por las ganancias que el Grupo Banamex de aquel entonces reportó y que fueron impugnadas por el SAT. Se trató de un litigio que llevó una década y que fue promovido por una autoridad, no nació de empleados o ex empleados de Banamex, ¿por qué habría que esperar procesos, quizás menos importantes ante la vista del sistema legal mexicano, pudieran ser resueltos más rápidamente?
A esta lentitud debemos sumar todo aquello que ha trastocado al Poder Judicial los últimos tres o cuatro años: los climas políticos, procesos electorales y ahora una pandemia que parece no terminar. Algunas de estas situaciones fueron previstas por los abogados que están llevando este proyecto legal y así decidieron actuar como si se tratara de procesos individuales, pues de presentar una demanda colectiva existía la enorme posibilidad de ser percibidos como una acción con tintes políticos que cerraría muchas puertas antes de tocarlas. Pero, igualmente mucho de lo que ha interrumpido el cause de este proyecto nadie pudo preverlo.
Yo estuve convencido del enfoque adoptado (además de otros elementos en la visión que se nos presentó en su momento) y así consideré que el equipo de abogados que actualmente nos representa era el más adecuado para llevar este proyecto. Era de esperar que dicha visión no fuera igualmente aceptada por todos, pero a nadie se le obligó a aceptarla y desde el inicio se hizo la oferta de dar la misma difusión a otros proyectos y procesos legales que pudieran ser alternativamente adoptados por otros. «¡Qué gané el mejor!», fue mi postura, pues el antecedente que cualquiera de todos estos pudiera fijar finalmente beneficiaría a todos los demás. A la fecha, no he sabido de ningún otro proyecto ni proceso, salvo de las buenas intenciones por iniciarlo, y ya es demasiado tarde para que cualquier otro pueda ser llevado a cabo.
De lo que sí no estoy convencido es que esto pudiera (incluso desde el inicio) poder ser resuelto a través de la «presión social» o «mediática». Bloqueos, pancartas, «boteo», cartas al presidente, o publicaciones demandando este pago como proponen de cuando en cuando. Desde mi punto de vista, estas acciones sólo lograrían enrarecer el desenvolvimiento cualquier proceso legal. A menos que se tenga el «suficiente momentum«, es poco probable que todo esto llegara a propiciar un desenvolvimiento favorable; y no lo tenemos.
Nos guste o no, lo único que hará que el banco llegue a realizar el pago que decimos nos debe, es la orden de un juez. Una orden que será solamente emitida tras demostrar en un proceso que lo que aseveramos es cierto. Y antes debemos probar que así es. Nos guste o no así es el orden que hemos establecido y, desafortunadamente, este orden está anquilosado y es ya poco funcional. No tenemos otro. No hay interés social, no lo ganaremos publicitando nuestro caso y nunca lo habrá. Esto es un litigio obrero-patronal. Problema entre particulares.